Hace mucho tiempo que soy seguidor de
, la newsletter de Samuel Gil. Aunque el foco es startups, tecnología y temas empresariales, en este artículo habló sobre entrenamiento de fuerza, en el que tuve el honor de salir mencionado.Esto pone de manifiesto una realidad en el mundillo de las newsletter: cualquiera puede hablar de lo que le dé la gana, y precisamente, los temas más interesantes surgen de mezclar varios campos diferentes.
Por eso, hoy me meto en huertos ajenos y te voy a explicar cómo aprender marketing puede ser clave para mejorar tu entrenamiento de fuerza.
La señalización
Según la RAE, el marketing se define como el conjunto de técnicas que buscan el aumento de la demanda de un producto. Es decir, las acciones de marketing van encaminadas a que un producto sea elegido por el consumidor frente a competidores. O lo que es lo mismo: a vender más.
El proceso de elección del producto es clave en marketing, ya que analizando las motivaciones del consumidor, puedes adaptar tanto el producto como la forma de comercializarlo.
Las motivaciones del cliente, en una sociedad desarrollada, tienen más que ver con juegos de estatus que con satisfacer las necesidades básicas del ser humano:
Es decir, la decisión de comprarte un coche no suele estar motivada por tu necesidad fisiológica de transportarte de un punto a otro, sino mostrarle al resto de la sociedad cierta imagen de ti, por ejemplo, que la vida te va mejor que al vecino. Cómo vestimos, a dónde viajamos y, en definitiva, qué compramos, dice más de nosotros que las propias palabras.
Enviar mensajes con nuestra forma de consumir se conoce como señalización.
Pertenecer a una tribu
La señalización es una herramienta útil, ya que en nuestra sociedad, nos permite mostrar pertenencia a cierto colectivo. Esto nos ayuda a encontrar otras personas con estilos de vida, creencias o gustos afines, y sentirnos aceptados y arropados.
Sin embargo, el grupo conlleva la aparición de jerarquías, que clasifica a sus integrantes según su valía. En el mundo animal, desde una abeja hasta un mandril, el grupo aumenta las opciones de supervivencia, pero la jerarquía asegura un correcto reparto de los recursos y las opciones de reproducción.
La señalización nos permite no solo indicar pertenencia a una tribu, sino mostrar rango o estatus dentro de ese grupo. Y aquí entramos en materia: en el mundo del deporte, entrenamiento, fitness o como lo quieras llamar, estamos constantemente señalizando pertenencia y estatus.
Me hace gracia que siempre se haya considerado penoso que los culturistas lleven camisetas de asas que malamente tapen el pezón:
Cuando igual de patético es que los atletas de resistencia presuman de su marca del moreno en brazos y piernas:
Ambos comportamientos son formas de señalizar pertenencia a dos tribus diferentes, y de medir el estatus dentro de ella. Y ninguno de ellos es menos denigrante que el otro. Simplemente, cualquier intento de señalización es penoso a los ojos de miembros de otras tribus.
Invertir medio salario en un Garmin y llevarlo hasta en el cotillón de nochevieja señaliza corredor. Ir descalzo en el gimnasio con un Monster en la mano señaliza powerlifter. Ir por la calle con pantalones de chándal XXL señaliza parkour.
Estos comportamientos están grabados en nuestro cerebro hasta tal punto que el simple hecho de ver a alguien fuera de su tribu resulta ridículo. Ver a una pijita madrileña con pantalones de campana en un concierto de Metallica es tan ridículo como ver a un rastafari en un concierto de Taburete.
Por lo general, señalizar está bien. Te otorga identidad, te permite escalar en la jerarquía del grupo, y reproducirte con miembros de similar estatus.
Pero hay un problema.
Señalizar está atentando contra tu salud.
Señalizas constantemente
Una vez entiendes la señalización, empiezas a verla por todas partes.
Si escuchas cosas como:
“Me he comprado unas kettlebells, tienen multitud de beneficios”
Podrías llegar a pensar que es cierto. Que las kettlebells son mejores que las mancuernas.
Pero no.
Ambas son el mismo trozo de hierro con distinta forma. No obstante, si eres atleta de resistencia, coger una barra con discos podría estar señalizando pertenencia a una tribu equivocada. A la tribu culturista. O peor aún: a la tribu powerlifter.
“Menudo vanidoso, entrena por estética”, pensarán los miembros de tu tribu maratoniana, queriendo en realidad decir: “se ha dado por vencido y cambia de tribu, no merece nuestro respeto”.
“Donde va este flaco levantando pesas” pensarán los miembros de la tribu powerlifter, queriendo en realidad decir: “hay un nuevo miembro en la tribu, y no merece nuestro respeto hasta que gane estatus”.
Y esto desvaría a cotas mayores. Racionalizas el rechazo emocional que te proporciona emplear utensilios de otras tribus poniendo etiquetas como “funcional”. No entrenas fuerza, “tonificas”. No vas al gimnasio, “vas al box". Conseguiste estatus con tu Garmin de 1.000€, y no lo vas a poner en juego cogiendo una pesa. Así que entrenas con peso corporal y gomas. “No hago pesas porque enseguida me pongo muy grande”.
Te lo voy a dejar muy claro: todo este teatro es pura señalización.
Y es ridículo.
Libérate de la señalización
Las empresas conocen tus motivaciones, y sus acciones comerciales están adaptadas a ello. Cuanto mayor prestigio tiene una marca, mayor apelará a tus emociones y a tu ansia de señalizar:
Lo mismo ocurre en el mundo del entrenamiento.
Un influencer que hable sobre los beneficios de la kettlebell, a pesar de ser exactamente lo mismo que una mancuerna, está apelando a tus emociones. Sabe que necesitas validar tus comportamientos de señalización, y te dice lo que quieres escuchar para que consumas su contenido.
Esto no tiene por qué ser malo. Si la única forma de que entrenes fuerza es con una kettlebell en la mano, pues es mejor que nada.
Pero avisado quedas: yo no voy a entrar en ese juego.
Yo te voy a hablar de entrenar fuerza, que no es más que vencer una resistencia cada vez mayor para generar una adaptación. Me da absolutamente igual que uses una pesa, una barra con discos, una kettlebell, que entrenes en el gimnasio, en tu garaje o en un parque de calistenia.
Lo que te otorga identidad es qué haces con cada herramienta, no el hecho de usar una u otra.
Aunque parezca increíble, todavía existe la creencia de que las pesas o el gimnasio son para entrenar culturismo o powerlifting, cuando no hay nada más lejos de la realidad: puedes ir al gimnasio, coger una pesa, y entrenar natación, ciclismo, fútbol, pádel, boxeo, taekwondo. Generar adaptaciones que prevengan lesiones y mejoren el rendimiento en tu deporte.
Ya lo dijo Joan Tubau en
: la señalización es la trampa de la clase media. No caigas en ella y cómprate un Dacia Sandero:Y yo te lo repito de otra forma: la señalización es la trampa del atleta débil. No caigas en ella y levanta pesas.
Si no sabes qué hacer con una pesa, tranquilo. Empieza por suscribirte, y comenta qué deporte es el que más te interesa:
Buenísimo, llevaba tiempo siguiéndote por Twitter pero no me había puesto a leer tu blog. Enhorabuena, aquí tienes un anticulturista más!
Yo desde hace un par de años que me puse con una oposición le estoy dando bastante a esto de correr. Como siempre me ha gustado el entrenamiento de fuerza y es también sobre lo que he basado mis estudios toda mi vida, obviamente lo combino para mejorar en la carrera. De momento no va mal.
Un saludo!
Me ha gustado mucho. Tengo ganas de ver cuánto tiene que enseñar este blog al mundo del deporte. Principalmente entreno triatlon, esquí, fútbol. Quiero empezar con el trail y larga distancia aunque lo que más valoro es tener un cuerpo que me permita realizar cualquier deporte sin sufrir en exceso, por ejemplo, escalada.